Como experta en reestructuraciones tengo claro de que uno de los principales factores desencadenantes de la situación de insolvencia y estrés financiero de las pymes, es la falta de un seguimiento adecuado de la generación de beneficio de la empresa y la adopción de medidas y planes de acción anticipadas para corregir las desviaciones.

A mi pregunta habitual en los primeros contactos con clientes, ¿cuánto facturas? La respuesta es clara y conocida, pero en la segunda pregunta que para mí es la primera, ¿cuánto ganas? se produce normalmente un silencio, que no es por el simple desconocimiento, sino también por la reflexión que esa pregunta genera. En la mayoría de los casos no hay respuesta o se delega al contable, director financiero o asesor o hay un depende por donde lo mires, pero no hay una respuesta clara.

Una vez obtenida la información que habitualmente no es inmediata, me suelen decir pues este beneficio no lo veo reflejado en mis cuentas, no sé dónde ha ido a parar o se han ido generando pérdidas incluso en varios ejercicios que se han ido financiando a la vez que se financiaban las compras con los mismos instrumentos crediticios, por supuesto, pensando siempre, que la situación mejoraría fruto del esfuerzo en facturación diario del empresario, gerente y todo el equipo de la empresa.

Los motivos por los que no se realiza ese análisis suelen ser:

1.    Enfoque fiscal de la contabilidad y de los beneficios. Normalmente se delega en el asesor fiscal el control de esa variable. La contabilidad se realiza para presentar los impuestos y se descuida por parte de la empresa, el análisis financiero para optimizar los resultados obtenidos.

2.    Priorización en el beneficio: La estrategia de la empresa gira en torno a la facturación y no al beneficio y al margen por líneas de negocios, clientes, productos o servicios. No se realiza contabilidad de costes.

3.    Falta de profesionalización en el área financiera y adecuación a las necesidades actuales, tanto de los perfiles profesionales que se requieren, como en el uso de herramientas, que permitan avanzar en la mejora de la dirección financiera con el mínimo coste.

4.    Falta de seguimiento y análisis digitalizados: Necesidad de incorporar herramientas digitales que permitan establecer objetivos y realizar seguimientos a través de cuadros de mando sencillos, de las variables que impactan directamente en el beneficio de la empresa.

5.    No participación del área financiera en la toma de decisiones de la gerencia, aportando la información económica-financiera necesaria en los comités de dirección.

Es fundamental tener claro, que es imprescindible contar con un área financiera profesionalizada, que cuente con el talento adecuado de profesionales contratados por la empresa y/o externos, no solo para realizar la contabilidad y presentar impuestos, sino para desarrollar desde una adecuada contabilización transparente y pormenorizada una información financiera, que permita a la propiedad y a la gerencia tomar decisiones de forma anticipada con foco en la consecución de los mejores resultados.

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